Por Austin Siadak
Cuando Brian Prince volvió al campo base tras un frustrado intento a Exocet, una enorme ruta de hielo y mixto en el valle del cerro Torre, en la Patagonia argentina, su cara estaba destruida por todas las horas bajo el sol, sus rodillas hechas pedazos y los pies molidos tras caminar 22 kilómetros la noche anterior, y su mente divagaba por las 20 horas de constante movimiento. Pero a pesar de todo eso, tenía suficiente deseo en el cuerpo como para contemplar los enormes monumentos de granito del valle del Torre y aún querer más.