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La vida es mucho más que diversión en la playa, los resultados de los torneos de surf y lograr un buen cutback al correr una ola.
Todas las fotografías pertenecen a Marc Chambers
Cuando llegué al Menehune Mayhem, organizado por Ian Walsh en el parque costero Ho‘okipa de Maui, un soleado sábado de mayo, parecía una gran fiesta. El castillo inflable rebota. Los groms se persiguen por la playa para lanzarse tartas de crema. Un sistema de parlantes anuncia altas temperaturas y se escuchaban risas en el estacionamiento.
Se veía que gran parte de la comunidad surfista de Maui había llegado para el evento anual, un torneo de surf de dos días, donde participaban 400 chicos y chicas, de entre 4 y 15 años, compitiendo sobre las pequeñas y ventosas olas del día.
Las competencias para los groms —los jóvenes surfistas— como Menehune Mayhem y otros eventos similares como Live Like Sion Gromfest, Rell Sunn Menehune Surfing Championships, North Shore Menehune Surf Contest y otros, están encausando a las nuevas generaciones de surfistas y cambiando la imagen del surf para mejor.
Solo hace unos años, luego de regresar a Estados Unidos de un viaje de surf en Nicaragua, me detuvieron en una habitación sin ventanas y revisaron mi equipaje en busca de drogas. Cuando le pregunté a la policía por qué me había elegido a mí de entre el mar de personas en aduana, uno de ellos, mientras revisaba los bolsillos traseros de un par de shorts sin encontrar nada más que cera, me dijo, “porque eres surfista”.
La reputación no es casualidad, se gana. Y la historia al límite de la ley del surf es una realidad. “Antes todo era fiesta, todos lo saben”, nos cuenta el veterano instructor de surf de 74 años y estandarte de North Shore, Dave Riddle. “Teníamos un dicho: ‘ganes o pierdas, la bebida no te la pierdas’. Pero ese estilo de vida quedó en el pasado. Eso no quiere decir que las personas no se diviertan, porque lo hacen. Pero el surf es algo que se toma más en serio hoy en día. Y [los y las surfistas] no se meten en problemas”.
Este cambio en el surf, en gran medida, es porque las generaciones mayores han aceptado la responsabilidad de ser el modelo para los groms.
“El concepto detrás de Menehune Mayhem era crear un evento de surf exactamente como yo quería que fueran los eventos cuando tenía esa edad”, dice Walsh, quién recibió la influencia del Keiki Classic de Shane Dorian, otro evento juvenil que se ha realizado en la Isla Grande durante los últimos 25 años y en el que Walsh surfeó cuando niño.
Un aspecto que separa la competencia juvenil de Walsh de los eventos tradicionales de surf es que en vez de solo premiar a los participantes por sus habilidades en el surf, los logros académicos son un pilar del torneo.
“La inspiración vino de mi mamá”, die Walsh. “Fue profesora por 30 años en la escuela pública de Maui, así que crecí entendiendo cuán importante es [la educación]. Los logros académicos se volvieron una manera de premiar a los y las chicas por sobresalir tanto en el agua como en el aula”.
Con el tiempo, estos premios pasaron de iPods, teléfonos celulares y laptops a becas de $2.500 para que los estudiantes de último año de la escuela de Maui County ingresaran a la universidad. La meta no era solo premiar a los estudiantes, sino también darles herramientas y recursos para que pudieran continuar con su siguiente etapa en la educación.
“Es una de las becas más especiales que he recibido”, me cuenta por teléfono Louisa Buckingham, nativa de Maui. Ella participó en el Menehune Mayhem desde que tiene memoria y la beca que recibió en 2019 le ayudó a pagar suministros, textos y otros elementos que no cubría la matrícula en la Universidad de Georgetown.
“El premio empodera a los niños y niñas locales para salir de su zona de confort, aprender en el continente y traer esos conocimientos a Maui e incorporarlos a la comunidad”, dice Buckingham. “Me honra que la familia Walsh me considerara para eso”.
Los efectos de esta beca han permeado hasta la comunidad más joven de surfistas en Maui.
“El premio al promedio (de calificaciones) en Menehune Mayhem es siempre algo por lo que luchamos para lograr en la escuela”, comenta Ty Simpson-Kane, nativo de Maui, avezado surfista de Pe‘ahi y participante de toda la vida en el Menehune Mayhem.
El torneo de Walsh es uno de los pocos que promueve las buenas notas. El North Shore Menehune Surf Contest, un evento para groms en Ali‘i Beach, Hale‘iwa, de 40 años de antigüedad, regala un laptop o un iPad a quienes logren los más altos resultados académicos, además de comentarios positivos de sus profesores. “Uno de los motivos principales de por qué nuestro evento se formó, fue para ser una influencia positiva en nuestra juventud”, nos cuenta la codirectora de la competencia Ivy Blomfield. “Todos los participantes tienen una oportunidad de mostrar sus reportes de calificaciones para que sean consideradas”.
Y si los chicos y chicas quieren llevar su habilidad en el surf un paso más allá y competir en la National Scholastic Surfing Association (NSSA, sigla en inglés para Asociación de Surf Escolar Nacional), deben mantener por lo menos un promedio de 2.0. “Reprobar en la escuela no está permitido en la NSSA”, dice Janice Aragon, directora ejecutiva de la NSSA. Como el Menehune Mayhem, la NSSA entrega becas anuales a los participantes con el promedio más alto.
Además de promover logros académicos y atléticos, estos eventos también enseñan responsabilidad ambiental.
“En el Menehune Mayhem nos enseñan muchísimo sobre cómo reducir los plásticos de un solo uso”, nos explica Simpson-Kane. “Vemos de primera fuente los problemas que el plástico causa en nuestros océanos todos los días”.
Walsh prefiere dejar que los niños y niñas se ensucien las manos y les enseña sobre la contaminación y el plástico de manera práctica. Cada Menehune Mayhem comienza con la limpieza de la playa por parte los groms y los coordinadores del evento.
“En vez de sentar a los chicos y enseñarles de manera teórica, tratamos de enseñarles con el ejemplo”, nos cuenta Walsh.
Ayudar a los jóvenes surfistas a adaptarse al estrés mental de una competencia es también parte del evento.
En el pasado, los conflictos en la playa eran comunes durante las competencias de surf, donde las tablas rotas o insultar al panel de jueces era como una especie de rito de iniciación para algunos competidores. Gracias a los premios del Menehune Mayhem como el de “comportamiento deportivo sobresaliente”, estos jóvenes surfistas están aprendiendo a ser respetuosos en una situación competitiva.
“Es bueno que te importe competir, pero es importante controlar las pasiones y respetar a los otros competidores”, dice Walsh.
Le pregunté a Riddle si hubo poca mentoría en el pasado del surf, una época donde el estilo de vida del vago playero representaba este deporte. “Existía alguna guía”, comenta, y explica que esa guía venía de los managers de equipos y shapers locales a quienes les importaba la próxima generación. “Pero nada parecido a lo que hay ahora”.
Explica que aunque había drogas y alcohol en las coloridas historias del surf, “la inspiración de los niños de hoy no es esa. Ellos se inspiran en personas como Kelly [Slater] y John John [Florence]”. Sus referentes son surfistas comprometidos con su deporte.
Las competencias de surf como la de Menehune Mayhem les entregan a los chicos y chicas la base para seguir avanzando en el surf y en sus vidas dentro y fuera del agua.
“Mantenerlos en el océano los mantiene alejados de los problemas y siempre les entregará un espacio para retirarse y generar momentos positivos a lo largo de sus vidas”, dice Blomfield (codirectora de competencias del North Shore Menehune Surf Contest). “El océano es un recurso natural que estará ahí para ayudarlos en todo”.
Cash Lambert
Cash es el autor de Waves of Healing: How Surfing Changes the Lives of Children with Autism (Olas que sanan: cómo el surf cambia la vida de niños con autismo), fundador de la revista American Surf Magazine y trabajó como editor en la revista Freesurf Magazine. Su trabajo ha sido publicado en revistas como Surfing Magazine, Stab Magazine y otras. Vive en la Costa Norte de O‘ahu.