La conexión con la naturaleza se define como el grado en que un individuo incluye a la naturaleza en la representación cognitiva y emocional de sí mismo; es un sentimiento de pertenencia al mundo natural. Diversos estudios* demuestran que una conexión profunda con la naturaleza promueve comportamientos pro-medioambiente, en preferencias, cumplimiento de normas, control del comportamiento e intenciones.
Los pueblos indígenas y tribales, así como las comunidades rurales de agricultores y pescadores, son los principales guardianes de la biodiversidad a nivel planetario**. Desde la Amazonía hasta el Ártico, las comunidades indígenas y locales aplican su conocimiento ancestral para subsistir y proteger el medioambiente, alzando una voz de alerta frente a la depredación de los ecosistemas que sustentan sus formas de vida y la salud del medioambiente global.
Quienes frecuentan regularmente espacios naturales para practicar actividades recreativas, deportivas o exploratorias, también logran un vínculo profundo con la naturaleza, que los hace más sensibles a la destrucción ambiental. Hoy vemos gran participación de personas aficionadas a actividades al aire libre en muchos movimientos ambientalistas urbanos.
La conexión con la naturaleza a través de la experiencia y el conocimiento de nuestro entorno es el antídoto más poderoso contra la destrucción ambiental a largo plazo. Es un vínculo capaz de permear todos los ámbitos del quehacer humano y de integrarse en la cultura de las nuevas generaciones. Por eso es tan importante promoverla y protegerla.
En Chile, la biodiversidad y el patrimonio natural están sometido a enormes presiones producto del modelo de desarrollo actual, basado en la explotación de los recursos naturales, y de múltiples deficiencias regulatorias, que no garantizan la conservación de un medio ambiente sano. Por otra parte, el acceso y la recreación en los espacios naturales está reservado solo a una parte de la población. Esto limita el desarrollo masivo de un vínculo profundo con la naturaleza, en especial de las nuevas generaciones. Incluso el acceso a bienes públicos como el agua, en la práctica está sometido al mercado, priorizando la concentración del recurso para intereses comerciales, por sobre la necesidad básica de agua para consumo humano.
En el contexto del actual proceso constituyente en Chile, tenemos la oportunidad histórica y el privilegio de ser protagonistas en decidir cómo nos organizaremos como sociedad y qué modelo de desarrollo queremos seguir. Este proceso debe reflejar, por lo tanto, los desafíos del momento, entre los cuales uno de los más importantes es la protección ambiental: vivimos en medio de una crisis climática y ecológica global sin precedentes.
Estamos experimentando una crisis climática y ecológica sin precedentes a nivel global, por lo que es crucial avanzar hacia un modelo de desarrollo y organización social que tenga en su centro la protección del lugar donde habitamos y habitarán las futuras generaciones.
Es importante poner la protección ambiental en el centro del debate constitucional. Diversas organizaciones ambientalistas han hecho un llamado a integrar transversalmente un principio de protección ambiental y de armonía entre la sociedad y la naturaleza a la Constitución, a través de la idea de una Constitución en pro del medioambiente, reconociendo la importancia de garantizar algo tan fundamental como el cuidado del lugar en que habitamos***.
Hoy tenemos el privilegio de poder reflexionar y discutir públicamente una nueva Constitución en democracia y esta oportunidad es un triunfo ciudadano. De nuestra participación activa depende la posibilidad de poner al medioambiente y la salud de las personas en el centro de nuestro modelo de desarrollo.
*Connections with Nature and Environmental Behaviors
**Indigenous peoples defend Earth's biodiversity—but they're in danger
***La Acción Climática como principio de una Constitución Ecológica en Chile