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Tres mamás comparten los detalles.
En 2018 Lydia Zamorano y su marido, Sonnie Trotter, dejaron su casa para emprender un viaje de escalada de un año, con un bebé de 7 meses y un niño de 4 años junto a ellos. Vivieron principalmente en trailer Scamp que remolcaban con una Ford Transit, para un total de 7 metros cuadrados que ellos llamaban “la Conserva Familiar”. El viaje fue una experiencia completamente nueva, pero una de las partes más interesantes resultó ser las preguntas que ambos recibían en relación a viajar en un espacio reducido, con niños, durante meses. Así que Lydia hizo lo más obvio: le preguntó a Becca Caldwell y Zoe Hart,dos mamás que también tienen mucha experiencia viviendo en la carretera, sobre sus experiencias para compartirlas también.
¿Cómo hacen para tener tiempo en silencio?
Lydia: Yo pido una hora diaria para mi práctica de yoga. A veces consigo tener tres horas y a veces solo media. En la carretera, esto sucede en diferentes momentos y lo más común es que sea en el suelo de la cocina del Scamp mientras los niños duermen en la cama doble. Para mí la clave es la consistencia, y eso de verdad satisface mi necesidad de autonomía en un espacio confinado. A veces hago una caminata larga yo sola o voy a escalar algo que no sea boulder para tener un día libre de niños. Sonnie necesita ese tiempo también cuando está trabajando en una ruta, por lo que tomamos turnos.
Becca: Probablemente lo más fácil sea ir a dar una caminata, hacer un trekking o andar en bici, aunque no siempre me resulta sencillo. Pero sí creo que es importante, especialmente en espacios pequeños. Por lo que usualmente se encuentra afuera de la van, o todos salen y yo aprovecho de un tiempo adentro a solas.
Zoe: Esto es lo más difícil. Los niños son increíbles, pero no paran. Con Max tratamos de encontrar espacios en los que ambos podamos tener silencio. A mí me gusta leer y eso requiere algo de espacio en el que no tenga que estar preocupada de otras cosas. Pero me levanto temprano y parece ser que ese es siempre el mejor momento. Max se queda en pie hasta tarde, haciendo sus cosas, y ahí es donde encuentra su tiempo. A menudo nuestro tiempo silencioso es en el agua, mientras uno hace kitesurf y después cambiamos. Pero es importante encontrar ese receso. Cuando viajo sola con los niños es más difícil. Incluso cuando voy al baño o me ducho los niños quieren estar muy cerca mío. Ahora que son un poco mayores están más independientes. Leen, dibujan, escuchan historias y así todos tenemos tiempo en silencio.
¿Qué es lo que más te asustaba antes de embarcarte en estos grandes viajes por tierra con niños?
Lydia: Me preocupaba que mi bebé de 7 meses no durmiera bien, que mi hijo extrañara la casa y que yo no tuviera tiempo solo para mí. Todo esto se resolvió durante el primer mes en la carretera. Mesa Pearl durmió como nunca al aire libre. A Tatum le encanta viajar tanto como a sus padres. Y Sonnie siempre es un increíble compañero, y trabajamos juntos para darnos el espacio que ambos necesitamos. Hemos viajado con Tatum, por lo que sabíamos qué esperar, pero lo novedoso fue hacerlo con dos niños.
Becca: No había mucho que me preocupara. La primera vez que llevamos a Fitz a un viaje en la van teníamos algunas dudas sobre la seguridad, como asegurarnos de que no se iba a caer de la cama alta o de la van cuando se abriera la puerta, pero a parte de eso principalmente estábamos entusiasmados. Algo que aprendimos es que a veces, con los niños, algunos aspectos de la vida en una van son más sencillos. A menudo logran estar al aire libre todo el día y en la noche duermen súper bien. Ahora nuestros hijos se entusiasman un montón con los viajes y pasar tiempo juntos.
Zoe: Creo que yo era felizmente ignorante con relación a las aventuras en van. No tenía mucho estrés al respecto. Tal vez era también un poco ingenua. Cuando Mathias tenía seis meses, viajamos por Australia por seis semanas en una van y parecía una idea genial. Él durmió bien, le dimos su primera comida en la van, fue súper fácil. Más tarde, el proceso de sacarle los pañales se convirtió en un desafío, pero nos adaptamos. Llevábamos una bacinica a todos lados.
¿Cómo se acomodan para dormir?
Lydia: Teníamos una van con los crash pads en la parte de atrás como una opción para dormir y además teníamos el trailer con una cama simple y una doble. Si alguien estaba muy cansado se podía acostar en la parte de atrás de la van, que funcionaba principalmente como bodega. Eventualmente mejoramos en la técnica para dormir juntos en el trailer, donde uno de nosotros dormía en la cama chica. Cuando con Sonnie queríamos acurrucarnos juntos, hacíamos cucharita en el suelo de la cocina con un montón de frazadas por un rato y luego volvíamos a nuestras camas separadas. Lo resolvimos bastante bien al final del año y creo que a los niños les encantó. De todos modos, no puedo decir que no aprecio nuestra cama king de ahora.
Becca: Tenemos una cama corta hecha a la medida en la parte de atrás de nuestra Sprinter, para Tommy y para mi (optamos por una cama corta para que no ocupara tanto espacio, y Tommy estaba dispuesto a dormir con sus piernas dobladas o en diagonal. Yo mido 1,60 metros y puedo estirarme perfectamente). También tenemos una cama plegable, que es un poco más grande que una cama de una plaza, en la que duermen los dos niños. Tiene una malla alrededor para evitar que se caigan. Ocasionalmente alguno de los niños termina en la cama con nosotros, y a veces los dos, lo que significa que nos tenemos que apretar, ¡pero lo asumimos como un buen momento de acurrucar a la familia!.
Zoe: No tenemos de esos techos que se levantan ni una van enorme, solo una VW Multivan T5 de tamaño normal. Tenemos asientos individuales removibles detrás del asiento del piloto y una cama hecha a la medida en la parte de atrás. Dormimos en la cama y guardamos cosas bajo ella y en los asientos, o incluso debajo de la van… es un poco como hacer malabarismo. Siento que para viajes más largos necesitamos una caja para el techo o tal vez una van más grande con más espacio para guardar, pero hasta ahora esta nos ha funcionado. Cuando Mathias se hizo más grande, empezó a dormir al frente. Ponemos un crash pad en los asientos y guardamos las sillas de niños y los bolsos extra. Mika duerme con nosotros atrás. Ya luego Mika va a ser muy grande y vamos a tener que reajustarnos. Parece que depende un poco del largo del viaje, las cosas que tienes y el tamaño de tus niños. Todavía son muy chicos para dormir solos afuera en una carpa, pero esa será una alternativa ya pronto.
¿Qué hay del tiempo a solas con tu pareja?
Lydia: Durante el año que estuvimos en la carretera, creo que Sonnie y yo tuvimos tres citas de día, y eso es porque tuvimos ayuda de los abuelos. Mesa todavía estaba muy pegote y probablemente más por el hecho de estar con nosotros el 100% del tiempo, lo que hacía que fuera más difícil dejarla. Cuando los niños se iban a la cama, era cuando generalmente teníamos nuestro tiempo juntos. Cada mes, más o menos, nos íbamos a un hotel, poníamos a los niños en una cama y nos quedábamos con una cama entera para nosotros. Dejamos un presupuesto para eso antes de partir porque sabíamos que sucedería. Encontrar tiempo a solas para nosotros fue, sin duda, crucial en este viaje y creo que también es crucial para un montón de gente en los primeros años con dos niños pequeños.
Becca: ¡Todavía estamos tratando de resolver eso! Ocasionalmente ha habido gente que se ofrece para quedarse un rato con los niños, pero sabemos que no hay una garantía para eso a lo largo del tiempo en una van, por lo que es como que lo reconocemos como un tiempo para estar muy cerca de la familia y lo asumimos como es.
Zoe: La mayor parte del tiempo nuestros viajes han sido cortos, excepto por un par de travesías más largas cuando los niños eran muy pequeños, o cuando he viajado yo sola con los niños. Dicho eso, el tiempo a solas durante la vida familiar es generalmente un desafío. En los viajes que hemos hecho juntos, hemos tenido suerte de encontrarnos con amigos dispuestos a quedarse con los niños para dejarnos escalar, comer, conversar y pasar algo de tiempo juntos a solas.
¿Ha cambiado el estilo de comunicación entre tú y tu pareja tras vivir en una van?
Lydia: Tenemos nuestras dificultades para comunicarnos a veces, pero los factores de estrés fueron menos en la carretera y no estábamos trabajando tanto, por lo que había menos con qué lidiar. Diría que el espacio reducido fue positivo para las dificultades de la comunicación porque tuvimos que solucionar las cosas más rápido para que pudiéramos tener armonía en ese pequeño espacio, y usualmente los niños estaban ahí con nosotros también. No teníamos mucho tiempo para darnos vueltas entre nosotros mismos, por lo que estábamos como forzados a resolver los malentendidos de inmediato.
Zoe: Descubrí que cuando estamos viviendo en la van, tengo más paciencia y estoy más presente. Cuando volvemos a la atareada vida “normal” en la casa trato de tener esto presente, pero encuentro que las complicaciones o lo rutinario de la vida en la casa lo hace más difícil.
Becca: Nuestra comunicación funciona bastante bien cuando estamos pendientes el uno del otro, estando presentes y haciendo un esfuerzo. Lo hacemos súper bien algunas veces y tenemos dificultades en otras, y no estoy segura si haber vivido en una van cambió esto de alguna forma. Pero tal vez sí lo hizo, y ni siquiera me he dado cuenta. Pero definitivamente hay que estar en una comunicación constante, porque mucho de nuestro tiempo y nuestro espacio es compartido.
¿Cómo es el gasto en comida en comparación a cuando están en la casa?
Lydia: Yo diría que gastamos más en nuestro año en la carretera que cuando estamos en la casa. No teníamos mucho espacio para guardar demasiadas cosas, y después de un día de mucha actividad nos íbamos a un restaurant mucho más seguido de lo que lo hacemos en casa. Casi no comemos fuera cuando estamos en casa. Comemos mucho de lo mismo. Tostadas con palta, huevos, vegetales, sopas con fideos, vegetales a la plancha, arroz, porotos, quesadillas. Para el final del viaje nos aburrimos y empezamos a usar el horno. Las galletas con chips de chocolate nunca habían estado tan ricas. También descubrí que los empaques que tienen un solo uso son mucho más difíciles de evitar en un viaje. Usé unos contenedores U-Konserve bien buenos y algunos reutilizables de vidrio, pero en casa usamos mucho menos (empaques de un solo uso).
Becca: Yo diría que eso cambia porque el espacio es más pequeño, por lo que mantuvimos las comidas bien simples, aunque a veces optamos solo por lo más conveniente debido a la falta de espacio o una variedad de ollas, y eso puede llegar a ser caro. Y algunos lugares (como las tiendas dentro de Yosemite) son mucho más caros que una tienda normal, por lo que gastas más en cada cosa y eso va sumando rápidamente.
Zoe: A veces la comida se siente más fácil y otras veces se siente más complicada. Nunca hemos tenido un refrigerador en la van, solo coolers. Durante un viaje en Cerdeña compramos comida casi todos los días. Se convirtió en parte de nuestro día. Me gusta ese ritmo de vida. Pero cuando se viaja en lugares más remotos no es posible. Eso sí, encuentro que el ritmo de vida en una van permite dedicar más tiempo a comprar y preparar comida, lo que se convierte en una gran parte del día, como también lo es la limpieza. Nosotros integramos a los niños en el plan y así ellos colaboran con todo el proceso. A veces, cuando el tiempo está malo, estamos cansados o llegamos tarde, terminamos comiendo en algún restaurant, lo que pareciera incrementar el presupuesto, pero en la mayor parte del tiempo siento que es más barato, porque no compramos ni comemos mucha carne al no tener donde guardarla.
¿Cómo abordan la organización?
Lydia: Todo tiene su lugar y es mejor guardarlo una vez que lo usas. Pero cuando las cosas se desorganizan, en realidad no toma mucho tiempo hacer un buen aseo y orden. Nos hicimos más minimalistas en la carretera y eso fue un regalo que recibimos de ese año, porque disminuimos nuestras cosas un montón cuando llegamos a la casa. Cada vez que traía algo nuevo al Scamp (que usualmente era algo usado), me deshacía de otra cosa. Eso ayudó un montón a reducir el desorden.
Becca: Tratamos de mantener la organización, pero inevitablemente la van parece entrar en un estado de desorden después de un tiempo. Entonces nos tomamos 10 minutos para poner todo donde se supone que debe ir. Planificamos meticulosamente cada centímetro de nuestra van para maximizar el almacenamiento. Todos tienen un cajón para su ropa, hay un lugar para la comida, bolsillos elásticos, lugares para los juguetes de los niños, para los libros, artículos electrónicos, etc.
Zoe: Prepararse para partir toma un montón de tiempo y requiere desarmar maletas. Ahora tenemos cosas en cajas listas para viajar, y sé lo que tengo que llevar. Pero también me he dado cuenta de que muchas de las cosas que llevamos no las necesitamos en verdad. El mejor enfoque es el minimalista, para reducir y organizar. Dedicamos una cantidad de tiempo significativa a poner las cosas en su lugar cada día. Parece funcionar mejor que el enfoque del caos, en el que organizas al final. Definitivamente necesitamos dedicar más tiempo cada tanto para limpiar, pero no es muy diferente que en casa, y es más rápido.
¿Cuál es la logística que les permite hacer realidad estos viajes y cómo los mantienen en el tiempo?
Lydia: Ambos trabajamos como independientes, tenemos la posibilidad de trabajar en la carretera (aunque trabajamos menos de lo habitual) y subarrendamos nuestra casa en Canmore para compensar los gastos del viaje. Así es como lo hacemos funcionar. Después de un año en la carretera, es rico estar en la casa por un tiempo. Pero también me encuentro empacando la van o llevando a los niños a algún viaje corto una o dos veces al mes. Tanto Sonnie como yo amamos ver cosas nuevas ¡y parece que los niños también! Hemos descubierto que es bien difícil estar al día con el papeleo, los impuestos, nuestros ingresos normales y la organización cuando estamos viajando, por lo que hemos decidido tomar entre 6 meses y un año antes de planificar otro viaje grande. Pero una vez que podamos viajar de nuevo estoy abierta a probar la educación en casa, pero en movimiento, para mi hijo, y mi hija casi tiene dos años ya.
Zoe: Este fue el primer año que tuvimos un ritmo escolar, por lo que estábamos programando las vacaciones y los fines de semana. A veces me preocupa que nos la gane el tener que lidiar con la vida cotidiana y terminemos sin movernos, pero una vez que nos ponemos en marcha, todo vale la pena. Trato de tener en perspectiva que estar ocupado es relativo y que los mejores momentos de nuestra familia son en la carretera, de la forma que sea.
Becca: Decidimos que vivir en la van es parte de nuestra vida. No lo hacemos todo el año, pero sí pasamos extensos períodos en la van cada año. A veces hacemos viajes cortos tipo fin de semana, pero en general le dedicamos tiempo (usualmente para ir a Yosemite) y nos vamos por seis semanas o más. Esta es a menudo la mejor forma de viajar y pasar tiempo en las zonas de escalda de Estados Unidos, y es bastante asequible. También es genial para nuestra familia. Simplifica la vida y creo que es súper bueno para todos nosotros. Es fácil sentirse cómodo en la casa, y si bien no creo que lo cómodo sea malo, también pienso que es bueno redefinir la comodidad de vez en cuando. Educamos a Fitz en la casa el año pasado para mantener nuestras agendas abiertas, y aún no hemos decidido qué vamos a hacer el próximo año, pero supongo que va a llegar el momento en que vamos a necesitar ser más “hogareños” y luego cambiará otra vez. De verdad me encanta poder moverme entre estas opciones.
¿Cómo tuvieron sexo?
El consenso es, “muy silenciosamente”.
Lydia es una instructora de yoga y amante de las montañas que se mueve entre Canmore, Alberta, y Squamish, British Columbia, junto a Sonnie Trotter y su prole, Mesa Pearl y Tatum Rein.
Zoe fue la cuarta mujer en obtener el estatus UIAGM. Ella y su marido Max actualmente están criando a sus hijos, Mathias y Mika, en Chamonix, Francia.
Becca es enfermera licenciada en Estes Park, Colorado. Es la gestora del Little Explorers Club, que reúne a padres e hijos para salir al aire libre, ensuciarse un poco en la tierra y experimentar el mundo natural. Becca, su esposo Tommy y sus hijos Fitz e Ingrid, viajan una buena parte del año.
Lydia Zamorano
Lydia Zamorano is a dedicated and joyous yogi from Alberta, Canada. She has been sharing yoga for the past 16 years and has over 1,200 hours of advanced teacher training. After co-owning a studio for four years, she now puts her energy into organizing workshops and teaching online. Lydia and her husband, Sonnie, recently welcomed their second child into the world. For more on yoga and travel, check out Lydia’s previous story, “13 Tips for On-the-Road Yoga.”