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Presentamos Home Planet Fund, una organización sin fines de lucro independiente cuyo propósito es apoyar a las comunidades locales e indígenas que trabajan junto a la naturaleza para detener el colapso climático.
“Durante años la gente me ha preguntado si puede donar a nuestra causa”, dice Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. “Siempre les digo que no, ya que somos una empresa, pero el tema me ha quedado dando vueltas. Tal vez deberíamos probar con una organización pública de beneficencia”.
Bueno, eso fue exactamente lo que hicimos.
Desde hace poco, un pequeño grupo aquí en la casa matriz de Patagonia, junto a una red más amplia de amigos y asesores, comenzó a establecer las bases del Home Planet Fund, una organización sin fines de lucro a la que todos pueden donar y que apoya de forma directa aquellas soluciones naturales para la crisis climática puestas en práctica por comunidades locales e indígenas en todo el mundo.
Home Planet Fund es como un planeta nuevo en el sistema solar de Patagonia en torno al ambientalismo, del cual forman parte Patagonia Action Works, Tin Shed Ventures, 1% para el Planeta y el Holdfast Collective, fundado en 2022 para distribuir los beneficios económicos de la empresa entre iniciativas ambientales.
Lanzado con un capital inicial de 20 millones de dólares por parte de Patagonia, el Home Planet Fund es una organización separada de la empresa dedicada a descubrir dónde su dinero puede causar más impacto positivo para el clima. Para cumplir con este propósito, la directiva identifica hábitats y prácticas que, según la ciencia, realmente logren reducir el calentamiento global y otras amenazas a la naturaleza. Luego selecciona con cuidado grupos locales que cuenten con un conocimiento profundo de sus tierras y aguas, y de cómo restaurarlas. A continuación, concede donaciones para el desarrollo de proyectos en esas zonas, sobre todo en regiones remotas donde otras organizaciones conservacionistas no siempre se sienten cómodas de operar.
“Gran parte de nuestra retórica occidental con respecto al colapso climático va de la mano con el pánico”, afirma Dilafruz Khonikboyeva, fundadora y directora de Home Planet Fund. “Sin embargo, contamos con el conocimiento y las herramientas (también comprendemos las acciones) que a lo largo de los años les han funcionado a los pueblos indígenas y comunidades locales, y que ahora la ciencia también respalda. En ese sentido, el alivio y la alegría también pueden formar parte de nuestra respuesta a la crisis climática”.
Dilafruz, de 35 años, pertenece a los pamiri, un pueblo musulmán ismailí originario de las montañas ubicadas en la convergencia de las cinco cordilleras más importantes de Asia Central. Ha dedicado toda su carrera a reaccionar ante problemas asociados con el conflicto climático. Está convencida de que aún no es demasiado tarde para hacer que la Tierra siga siendo un lugar habitable: “Cada programa de donaciones se manifestará de forma distinta; en la diversidad encontramos fortaleza. Fue una mentalidad monocultural la que nos condujo a esta crisis, por lo que una estrategia policultural nos sacará de ella”.
Algunas de las mejores oportunidades para conseguir progresos en cuanto a la crisis climática ya existen, pero requieren de apoyo para expandirse o “escalar”, como dicen los inversionistas. De hecho, muchas de las comunidades a las que el Home Planet Fund respaldará nunca llamarían a sus prácticas “soluciones naturales a la crisis climática”; simplemente es algo que han hecho por milenos. Ejemplo de ello son las quemas tradicionales para controlar los incendios forestales, técnicas de reforestación, restauración de pastizales y humedales, agricultura orgánica regenerativa que produce suelos ricos en carbono, etc.
Los pueblos indígenas manejan más del 24% de las tierras del planeta, lo que representa un 40% de los paisajes aún intactos que nos quedan y un sorprendente 80% de la biodiversidad de la Tierra. Estas comunidades sufren directamente los impactos ocasionados por la crisis climática, aun cuando su contribución a esta es casi nula. Aún así, ponen en práctica soluciones simples pero brillantes que podrían ayudar a detenerla.
Tomando como base la visión de “hacer negocios de forma inusual”, establecida por Yvon y que ha impulsado a Patagonia durante cincuenta años, el Home Planet Fund pondrá en práctica una filosofía que pretende “hacer filantropía de forma inusual”; esto incluye un nivel de confianza poco común y radical en sus beneficiarios, el mínimo de gastos y la voluntad de llegar adonde otros no llegan.
El Home Planet Fund ha identificado regiones en las que, según confirma la ciencia, existe el mayor potencial para hacer frente al calentamiento global en términos de retención de carbono y restauración del suelo, por ejemplo. Algunos de estos sitios se encuentran bajo tensiones políticas e incluso conflictos armados, pero la organización está dispuesta a trabajar en aquellas áreas a las que otros no pueden o no quieren acceder; zonas de conflicto, comunidades remotas y rurales, así como territorios poco poblados pero verdaderamente esenciales. Dilafruz creció en un lugar de ese tipo, por lo que afirma: “No tenemos miedo de ir allí”.
La confianza de actuar en un rango tan amplio de puntos clave a nivel mundial se ve respaldada, además, por un consejo de administración internacional que incluye a Alejandro Argumedo, director quechua de programas y líder para los Andes Amazónicos de la Fundación Swift; Sanjay Joshie, director ejecutiv de la Fundación para la Seguridad Ecológica en la India; Masego Madzwamuse, director del programa ambiental de la Fundación Oak; y Ayisha Siddiqa, defensora de la tierra y los derechos humanos proveniente de las tierras tribales de Moochiwala, en Pakistán. Asimismo, Lisa Pike Sheehy, exvicepresidenta de activismo ambiental en Patagonia, y Claire Chouinard, directora creativa y miembro del directorio de Patagonia, actúan como asesoras ambientales y filantrópicas.
Muchas instituciones de beneficiencia insisten en que los grupos a los que financian se enfoquen en cumplir sus propios objetivos, en vez de escuchar con atención y respetar las decisiones de sus beneficiarios. “Eso es algo que queremos cambiar”, dice Dilafruz. “El Home Planet Fund no impondrá ideas ni sobrecargará a los beneficiarios con exigencias en cuanto al reporte de su labor. Queremos que inviertan el dinero en soluciones climáticas, no en auditorías”.
“Examinamos con mucho cuidado a las comunidades que apoyamos financieramente para garantizar que se generen iniciativas lideradas por indígenas ‘por y para la gente’”, asegura Ayisha Siddiqa, miembro de la junta directiva. “Confiamos en que nuestros beneficiarios sepan qué hacer. A excepción de algunas organizaciones hiperlocales, no conozco a nadie que haga lo mismo que nosotros. Es tremendamente emocionante”.
El capital inicial de Patagonia cubrirá los gastos, de manera que el Home Planet Fund pueda invertir cada dólar recibido por parte de los donantes en las comunidades y soluciones climáticas que funcionen.
“Cada centavo que se done irá a parar directamente a los beneficiarios, no a salarios ni otros gastos”, dice Dilafruz. “Cubriremos los costos generales con el dinero proveniente del financiamiento inicial”.
“No habrá cenas elegantes. Tampoco eventos. No utilizaremos el dinero para recaudar más dinero”, concuerda Yvon. “Lo gastaremos en lo que se debe gastar”.
“Si queremos remediar este desastre y salvar nuestro hogar, el planeta Tierra, tendremos que generar ciertos cambios importantes”, afirma Yvon. De acuerdo con sus palabras, la solución para muchos problemas que existen en el mundo, como el cambio climático, podría requerir de técnicas descartadas en el pasado, en lugar de nuevas tecnologías. “En vez de forzar el funcionamiento de un sistema ya defectuoso, deberíamos seguir el consejo de David Brower”, agrega finalmente. “Miremos hacia atrás y demos un paso en esa dirección para descubrir hacia dónde nos conduce”.
Brad Wieners
Brad es el director editorial de Patagonia.